sábado, 5 de mayo de 2012

Una escuela inclusiva



 Es complejo el concepto de incluir, es ambiciosos, formar un todo (leí en el diccionario) no es tan simple, y eso se ve en la vida, en el día a día, es difícil ver el concepto de inclusión puesto en practica en la escuela, por que no se practica en la sociedad.
Nuestra sociedad, excluye, no tan solo a los que no alcanzan a satisfacer los requerimientos mínimos de éxito de la misma, sino que a aquellos que por ver mas allá, por percibir lo imperceptible, por expresar lo inexpresable, superan o no se ajustan a los requerimientos de “éxito social”.
Nuestra sociedad capitalista, valora solo algunos aspectos de la persona, y en realidad tenemos muchos aspectos, muchas aristas, muchas caras, y es complejo, y si, somos seres complejos, y la vida social  es compleja.
Por esto y mucho mas no me sorprende que la escuela sea “así”, más bien el observar la sociedad, me ayuda a comprender algunas de las razones de que nuestro sistema educativo funcione de la manera en que funciona. El concepto de inclusión no se puede poner en práctica en nuestra sociedad y por lo tanto difícilmente en la escuela. Porque la escuela esta integrada por las mismas personas que formamos la sociedad.
Cuando pienso en una escuela inclusiva, pienso en una escuela donde todos compartan, donde todos se escuchen, donde todos aprendan y todos enseñen, todos evalúen, todos corrijan y califiquen, donde todos tengan algo para dar y todos algo para recibir.
Esto no podría pasar en la escuela de hoy, por que unos dan y otros reciben, unos hablan y otros escuchan, unos enseñan y otros aprenden, (o eso se pretende) solo algunos evalúan, corrigen y califican y otros quedan subordinados a un criterio, una mirada, un juicio.
Me produce mucha risa cuando una maestra o profesora me dice que no puede dar clase por que los chicos no se callan, y se me dibuja una sonrisa irónica y pienso... seria interesante escuchar que hablan los chicos, para saber que quieren los chicos, que les interesa a los chicos, no se, tal vez seria mas fácil pretender que me escuchen, si yo escucho primero.
También pienso en algunas experiencias con docentes que me comentaron como se comportan los niños en el aula, y relatan que niños de 6 años hacen cosas de niños de 6 años, como jugar en el aula, y se me vuelve a dibujar la sonrisa irónica, y como no, si los niños de 6 años juegan y aprenden todo lo que necesitan para sobrevivir, JUGANDO, por que podríamos pretender que quieran hacer otra cosa que no sea jugar, o niños de 11 años hacen chistes todo el tiempo y no dejan de armar grupos y de enviarse mensajes y de decir ocurrencias que hacen reír a todos, y me vuelvo a preguntar, ¿Qué otra cosa deberían hacer? si esa es al forma que tienen los niños de 11 años de hacerse notar con el grupo de pares y de identificarse y de moldear su personalidad.
Creo que el gran problema de la escuela y de los maestros, es que se enfrentan al grupo de niños pensando que tiene cualidades o que deberían comportarse de una manera totalmente irreal, y piensan que “antes” las cosas eran distintas, los chicos se portaban “bien”, y si, los chicos se portaban como los adultos querían porque de lo contrario eran castigados físicamente.
Hoy las cosas son muy diferentes, pero la escuela es igual.
Que tendrá que ver esto de lo que estoy hablando con la inclusión, y… tiene mucho, muchísimo que ver, por que cuando se escucha a todos, cuando se permite un espacio de expresión para todos, y cuando se permite que todos aporten, creen, digan, expresen, evalúen, no importa si todos somos “iguales” o "diferentes", por que hay lugar para todos, no hay un molde, las expectativas no las plantea una persona o un grupo, las expectativas las plantea el grupo y se ajustan a todos.
Es complicado... si, es muy complicado desde la formación docente actual, desde la estructura del sistema donde las “expectativas de logro” están determinadas por el ministerio de educación, por que, claro… darle a todos las mismas oportunidades es esperar que todos cubran “ciertas” expectativas, y… "alguien" tiene que establecer las reglas, siempre alguien de “arriba” para que todo sea parejo para todos.
Literalmente para que cambie la escuela (si es que realmente queremos que cambie), tiene que cambiar la sociedad, y para que cambie la sociedad tenemos que cambiar cada uno de nosotros, respetando nuestras diferencias y valorándolas.
La escuela intenta moldearnos para cambiar aquello que somos y entrenarnos en aquello que debemos ser, pero a mi ver necesitamos una escuela que potencie aquello que somos que es maravilloso y valiosísimo, adquiriendo y desarrollando y valorando aquello que vemos en otros y que nos puede enriquecer para ser más felices.  

3 comentarios:

  1. Anrea me encantan tus reflexiones hay mucho de realidad en tus palabras.Yo pienso(como el titulo del libro tan difundido quien se ha llevado mi queso) que alguien movió el queso y muchos aun no se han dado cuenta!!!! todavía tenemos profesores que quieren dar clases solo a los" buenos alumnos".dicen que no van a tolerar la violencia y entran al aula y se ponen a copiar en la pizarra sin mediar palabras dándole la espalda a sus alumnos,pienso¿eso no es violencia?.Los educandos del siglo xxI han dejado fuera de combate a muchos docentes que se resisten al cambio y por ende se quedan gastando sus ultimas energía rezongando porque ya no hay mas queso!!!! .
    Maika

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  2. El otro día mi hija, que tiene 20 años y es superdotada, dijo que ella no quiere que sus hijos vayan a la escuela. Dijo que para que queden marcados como quedó ella, prefiere que se eduquen en su casa.
    Si las escuelas fueran realmente inclusivas como dicen ser, ella hoy no diría eso, no?
    El cambio es necesario y urgente, pero lamentablemente las todo es muy lento en nuestro país.

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    1. Que paradojico que un superdotado se sienta excluido, ya que muchos piensan que solo aquellos que no alcanzan los objetivos limitadisimos y super estructurados de la escuela, son los que no encajan en ella, y la realidad nos muestra que todo aquel que no encuadra, se le excluye

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