jueves, 9 de marzo de 2017

Cursos de capacitación docente. (Esparcir las ideas... como semillas al viento)

Como no podía ser de otra manera... La vida nos fue llevando a concretar sueños, los sueños que son puestos en movimiento por el motor de la pasión y del compromiso con lo que hacemos.
La capacitación profesional nos abrió puertas, las puertas de las escuelas (claro) por que ahí es donde nos gusta estar, entre estudiantes y docentes... personas que transitan trayectos educativos propios y ajenos, individuales y colectivos.
Preparamos jornadas de capacitación docente, charlas para padres y también para alumnos, con temáticas educativas en el centro de la escena. Paradigmas de la nueva escuela, Evaluación, Recursos y herramientas, planificación entre otros.
Mi compañera en este camino profesional... mi hermana de sangre, criadas bajo las alas de nuestra madre, una profesora de música y teatro. Mamamos así el amor por el estudio y la docencia. 

Cursos que dictamos actualmente:





  • Paradigmas de una nueva escuela: Centrado en analizar los motores que pusieron en marcha la escuela de hoy y los motores de cambio para una nueva escuela.
  • Evaluación: Orientado a brindar herramientas y ahondar sobre las prácticas de evaluación actuales y futuras. ¿Qué evaluamos? ¿para qué? ¿cómo?
  • Charlas para padres.
  • Jornadas con estudiantes.
Contacto: Andrea Azcuy 
mail: andreazcuy@gmail.com
cel: 351 3716595





martes, 7 de marzo de 2017

¿Para qué enseñamos lo que enseñamos?

                   Pregunta paradójica si las hay... Los “para que” nos remiten rápidamente a objetivos a cosas que queremos lograr o modificar, aunque también denotan frecuentemente el desánimo o la frustración, “¿Para qué poner energía en esto   o aquello? si al fin de cuentas nada va a cambiar”.
Si hablamos de educación, podemos ver muy a menudo ambas expresiones reflejadas en el discurso de alumnos, docentes de todos los niveles, padres de esos alumnos, directores de escuela, inspectores, ministros de educación, etc. Esto confunde un poco el real significado de esta pregunta, la cual pedagógica y didácticamente debería orientar nuestra práctica hacia objetivos educativos bien claros y fundamentados.



 Mi paso por el profesorado me ayudo a ver la liviandad con que se trata el tema de los objetivos en la formación docente, en los “para que” de la práctica, de las metodologías, de los contenidos.  Listas de verbos de posible uso en la redacción de los mismos, la eterna discusión de cómo redactarlos, si conviene con adverbios derivados, el tiempo verbal y otras tantas menudencias gramaticales que se establecen como reglas vacías de una conciencia y compromiso reales ante la elaboración de estos. También tengo que expresar la angustia e incertidumbre que me provocaba darme cuenta de la falta de criterio con que se enseñaba y evaluaba la elaboración de “los para que” de cada una de mis prácticas, y nunca tener en claro que se estaba evaluando de los objetivos de mis planificaciones, ¿Era simplemente la redacción correcta? ¿O también el alcance educativo y la relación que estos tenían con los objetivos y metodologías que planteaba para mis alumnos? Nunca lo sabré ya que no se establecieron criterios claros pero lo que si se es que proyectado al currículum que rige toda la práctica, la vida, la dinámica, los espacios (y quien sabe cuántas cosas más que no manejamos) de la escuela, esto causa mucha incertidumbre.
De todas maneras, existe una realidad indiscutible a la cual se enfrentan algunos profesores innovadores   al momento de planificar sus programas y prácticas. Esta realidad es la resistencia del sistema, la institución, los directivos, los padres y tristemente algunos colegas ante al cambio de paradigmas, el cual se torna cuesta arriba cuando se quiere implementar desde el aula.
Muchas veces el centrarse en los objetivos y por ende en las competencias, genera temor a la “pérdida de exigencia” o dicho de otra manera “bajar el nivel de exigencia” además del “vaciamiento de contenidos conceptuales” en la práctica áulica y educativa, poniendo como protagonista a los conceptos teóricos los cuales son aparénteme más tangibles que las habilidades y competencias.
Por esta razón creo que el planteamiento de reformar el profesorado, llega a ser la solución a este inconveniente paradigmático.
Al embarcarnos en la compleja tarea de decidir los objetivos al momento de planificar unidades didácticas, programas anuales, el currículum escolar mismo o tan simplemente una clase áulica, nos enfrentamos a un desafío complejo que será el condicionado de toda actividad, metodología, conceptos, contenido y quien sabe cuántos más elementos implícitos que no conocemos ni podemos prever. Pero es por esta naturaleza tan multifacética de un objetivo, que resulta tan complejo definirlo cuando comprendemos todo el bagaje de situaciones, experiencias, sentimientos, sensaciones, proyecciones que se ponen en juego.
Está de más decir que cuando en un proceso de planificación, los objetivos son claros y contundentes, lo demás surge como agua de manantial… pareciera ser entonces que definir los objetivos fuera una fórmula mágica para el desarrollo del currículum escolar, pero tengo que aclarar que esto sucede solo si estos objetivos están pensados, redactados y planteados de una manera consciente y comprometida con el acto de educar.
Entonces “él para que” de lo que estamos haciendo se aclara y “lo que se hace” y “como se hace” simplemente responden a ese… “Para que”
El diseño del currículum en cualquier situación educativa pone en juego entonces tres elementos claves de los cuales no se puede escapar y los que tienen que estar correctamente relacionados y articulados. Estos elementos o aspectos se podrían definir como tres preguntas ¿Qué enseñamos? ¿Cómo lo enseñamos? Y ¿Para qué enseñamos?
Aquí es donde surge la tensión entre la educación tradicional, lo que ya está establecido (y aparentemente funciona…)  y lo que se debería hacer. Cuando pensamos en la posibilidad de que hay otra forma de hacer las cosas es porque sabemos que hay otras necesidades humanas, políticas, sociales y por consecuencia educativas.
Esto nos lleva a una visión más crítica de nuestro papel de educadores y por ende de protagonistas (junto con nuestros alumnos) del currículum escolar.  Ya que si no sabemos por qué hacemos lo que hacemos en la escuela, (considerando la responsabilidad humana que esto conlleva) muy difícilmente tendremos en claro y sabremos si lo que enseñamos y lo que se desarrolla dentro de la escuela y como lo enseñamos o lo hacemos responde a estos cambios, y a la demanda del hombre y la sociedad actual.
Por eso vemos contenidos actuales con rémoras de currículums históricos orientados a la formación de futuros científicos y no a la formación de ciudadanos alfabetizados científicamente. Estos enfoques están definidos por los objetivos de la educación media o superior, por “los para que” de la educación secundaria y o universitaria.
Entran en juego las ideas e ideales del sistema educativo, y se ponen en tensión las posturas firmes y fundamentadas de los educadores, directivos, padres y de los mismos estudiantes de que si la escuela y la Universidad son para saber reproducir enumerar y aplicar o muy por lo contrario saber para criticar, pensar, actuar en consecuencia de…, hablar reflexionar, argumentar, diseñar, crear, juzgar decidir.
Entonces la pregunta de ¿Qué enseñamos?  Se responde con:  La selección de aquellos contenidos que lleven al alumno hacia los objetivos planteados en el currículum. Estos contenidos pueden ser conceptos teóricos o prácticos, habilidades, actitudes, procesos, etcétera, siempre que como resultado el alumno pueda saber para que los aprendió y ese para que sea útil para su vida humana.
El cómo se desarrollarán esos contenidos dependerá de las características del alumno, del docente y del grupo que enseña y aprende.
Esas metodologías tendrán que diseñarse “a medida”, para que se conviertan en experiencias ricas al momento de la interacción de la practica áulica y de la vida Institucional, además de facilitar la apropiación de los contenidos y la dinámica humana que permita responder a “los para que” de esas formas de enseñar y aprender.
El currículum entonces debería ser diseñado según un orden particular en el cual se establecieran de antemano aquellas competencias que deseo que mis alumnos desarrollen a lo largo de cierto lapso de tiempo. Luego, en base a dichas metas u objetivos se debería determinar de qué manera voy a evaluar la adquisición de dichas competencias ya que esto es fundamental para poder medir el grado de éxito o fracaso en el logro de esos objetivos.  Y finalmente el trabajo se centrará en saber que contenidos (hablando de procesos, procedimientos, conceptos) necesito desarrollar durante mis clases además de la metodología a utilizar para lograr esas metas u objetivos.
Y entonces me quedo reflexionando a cerca de estos cambios tan necesarios al momento de elaborar el currículum.  Cambios que se pueden tornar tan simples a nivel individual y profesional (cuando hay compromiso en la tarea de educar) pero tan complejos a nivel institucional y político, ya que se ponen en juego luchas de intereses que no siempre tienen que ver con la noble tarea de enseñar.



viernes, 22 de junio de 2012

Sueño con una escuela distinta...

 Sueño con una escuela, DONDE SE APRENDA..., donde se enseñe al hombre a explorarse a si mismo, donde se lo motive desde la realidad a encontrar respuestas en los libros, donde los maestros sean guías y no modelos, donde el edificio sea un ámbito de todos, donde cada actor se encuentre a si mismo, donde se fomente la particularidad de cada ser y donde se deseche la homogeneidad.
Sueño con una escuela donde los chicos vayan felices por que van a aprender, donde los alumnos no tengan miedo a equivocarse, donde no hablen por lo bajo, no esten a la defensiva, donde haya un espacio para todos y que se resalten las diferencias como herramienta de enriquecimiento.
Sueño con una escuela donde todos puedan verse las caras y no las espaldas, donde se enseñe a confrontar, a defender las ideas con respeto y altura, y donde se motive al alumno a pensar distinto.
Sueño con una escuela de mentes libres, de manos abiertas, de corazones sensibles, de lenguas enriquecidas, de ojos inquisitivos.



Sueño con una escuela que favorezca el desarrollo máximo del hombre como ser espiritual y humano, con una escuela que abra las puertas a todos, que los contenga, y que los ayude a recuperar su autoconfianza, a descubrirse, a respetarse y a quererse asi mismo.
Sueño con una escuela, que tenga docentes que estudien para aprender de sus alumnos, que se mezclen con sus estudiantes y se enriquezcan de la diversidad de los mismos.
Sueño con una escuela donde las formas y las reglas se elboren entre todos, donde el uso de los espacios físicos sea menos riguroso, sueño con una escuela que no margine, que no reprima, que no denigre, que no estructure, que no mate la creatividad, que no condicione el futuro, que no prejuzgue.
Sueño con una escuela que libere las mentes, los corazones, las manos, los sueños, los ojos.
Sueño...

sábado, 5 de mayo de 2012

Una escuela inclusiva



 Es complejo el concepto de incluir, es ambiciosos, formar un todo (leí en el diccionario) no es tan simple, y eso se ve en la vida, en el día a día, es difícil ver el concepto de inclusión puesto en practica en la escuela, por que no se practica en la sociedad.
Nuestra sociedad, excluye, no tan solo a los que no alcanzan a satisfacer los requerimientos mínimos de éxito de la misma, sino que a aquellos que por ver mas allá, por percibir lo imperceptible, por expresar lo inexpresable, superan o no se ajustan a los requerimientos de “éxito social”.
Nuestra sociedad capitalista, valora solo algunos aspectos de la persona, y en realidad tenemos muchos aspectos, muchas aristas, muchas caras, y es complejo, y si, somos seres complejos, y la vida social  es compleja.
Por esto y mucho mas no me sorprende que la escuela sea “así”, más bien el observar la sociedad, me ayuda a comprender algunas de las razones de que nuestro sistema educativo funcione de la manera en que funciona. El concepto de inclusión no se puede poner en práctica en nuestra sociedad y por lo tanto difícilmente en la escuela. Porque la escuela esta integrada por las mismas personas que formamos la sociedad.
Cuando pienso en una escuela inclusiva, pienso en una escuela donde todos compartan, donde todos se escuchen, donde todos aprendan y todos enseñen, todos evalúen, todos corrijan y califiquen, donde todos tengan algo para dar y todos algo para recibir.
Esto no podría pasar en la escuela de hoy, por que unos dan y otros reciben, unos hablan y otros escuchan, unos enseñan y otros aprenden, (o eso se pretende) solo algunos evalúan, corrigen y califican y otros quedan subordinados a un criterio, una mirada, un juicio.
Me produce mucha risa cuando una maestra o profesora me dice que no puede dar clase por que los chicos no se callan, y se me dibuja una sonrisa irónica y pienso... seria interesante escuchar que hablan los chicos, para saber que quieren los chicos, que les interesa a los chicos, no se, tal vez seria mas fácil pretender que me escuchen, si yo escucho primero.
También pienso en algunas experiencias con docentes que me comentaron como se comportan los niños en el aula, y relatan que niños de 6 años hacen cosas de niños de 6 años, como jugar en el aula, y se me vuelve a dibujar la sonrisa irónica, y como no, si los niños de 6 años juegan y aprenden todo lo que necesitan para sobrevivir, JUGANDO, por que podríamos pretender que quieran hacer otra cosa que no sea jugar, o niños de 11 años hacen chistes todo el tiempo y no dejan de armar grupos y de enviarse mensajes y de decir ocurrencias que hacen reír a todos, y me vuelvo a preguntar, ¿Qué otra cosa deberían hacer? si esa es al forma que tienen los niños de 11 años de hacerse notar con el grupo de pares y de identificarse y de moldear su personalidad.
Creo que el gran problema de la escuela y de los maestros, es que se enfrentan al grupo de niños pensando que tiene cualidades o que deberían comportarse de una manera totalmente irreal, y piensan que “antes” las cosas eran distintas, los chicos se portaban “bien”, y si, los chicos se portaban como los adultos querían porque de lo contrario eran castigados físicamente.
Hoy las cosas son muy diferentes, pero la escuela es igual.
Que tendrá que ver esto de lo que estoy hablando con la inclusión, y… tiene mucho, muchísimo que ver, por que cuando se escucha a todos, cuando se permite un espacio de expresión para todos, y cuando se permite que todos aporten, creen, digan, expresen, evalúen, no importa si todos somos “iguales” o "diferentes", por que hay lugar para todos, no hay un molde, las expectativas no las plantea una persona o un grupo, las expectativas las plantea el grupo y se ajustan a todos.
Es complicado... si, es muy complicado desde la formación docente actual, desde la estructura del sistema donde las “expectativas de logro” están determinadas por el ministerio de educación, por que, claro… darle a todos las mismas oportunidades es esperar que todos cubran “ciertas” expectativas, y… "alguien" tiene que establecer las reglas, siempre alguien de “arriba” para que todo sea parejo para todos.
Literalmente para que cambie la escuela (si es que realmente queremos que cambie), tiene que cambiar la sociedad, y para que cambie la sociedad tenemos que cambiar cada uno de nosotros, respetando nuestras diferencias y valorándolas.
La escuela intenta moldearnos para cambiar aquello que somos y entrenarnos en aquello que debemos ser, pero a mi ver necesitamos una escuela que potencie aquello que somos que es maravilloso y valiosísimo, adquiriendo y desarrollando y valorando aquello que vemos en otros y que nos puede enriquecer para ser más felices.  

viernes, 4 de noviembre de 2011

La escuela ¿Es de todos y para todos?

Un dia me presente a una entrevista por que mi hijo de 5º grado de primario no llegaba al promedio en ciencias. Le pregunte a la maestra: ¿Que podemos hacer para ayudarlo a levantar la nota?, y la maestra respondió: Cuando el haga lo que yo pido, cuando lo pido y como lo pido va a levantar la calificacion... (Interesante...)
La respuesta de la maestra de mi hijo, podria ser la respuesta de cualquier maestra de escuela primaria, profesor de secundaria o nivel superior, y me dió un poco de miedo, (soy sincera).
Cada niño, adolecente y adulto posee sus propios mecanismos de aprendizaje, y es importante saber que usualmente el fracaso escolar está ligado al desfasaje entre la forma en que opera la inteligencia del mismo y los procesos mecánicos que el docente quiere o intenta transmitir, esto es que el maestro muestra al niño como resolver un problema, sin considerar si el niño ya posee o puede desarrollar un mecanismo por si mismo, o aun peor, ver como el niño opera para después mostrarle el error y enseñarle el mecanismo "correcto", esto no tiene nada que ver con los contenidos conceptuales, sino con los procedimientos que el docente impone o trata de forzar en el alumno.

La escuela esta diseñada para los procesos "normales" de desarrollo de la media de la población, esto significa que el diseño curricular vigente esta preparado para responder a las necesidades educativas de solo un porcentaje de la población escolar, son cifras y valores importantes si hablamos de cálculos estadísticos, pero... ¿que pasa con los que no formamos o no forman parte de esa media?, se complica la situación cuando estamos hablando de personas, y mucho mas cuando hablamos de formación, y aun mas cuando hablamos del futuro de esas personas.

Es simple darse cuenta de que hay niños que pasan por la escuela sin sobresaltos, otros que lo hacen sobresaliendo positivamente, otros, sin pena ni gloria, y otros que tropiezan permanentemente. Podríamos decir que depende de su coeficiente intelectual, o de su dedicación, o mas aun de la responsabilidad con que enfrentan la escuela. Desde mi experiencia, puedo aseverar que el fracaso o éxito en la escuela no tiene la menor relación con estos factores, mas bien depende de que tan cerca de la media se encuentre el coeficiente intelectual de la persona, esto se comprueba cuando vemos que los niños con alto coeficiente intelectual fracazan repetidamente en la escuela, se los cataloga de molestos, inquietos, desmotivados, raros y hasta incapaces.

Podríamos decir que la vida "es así" y la escuela nos prepara para la vida real en la que algunos triunfan y otros no, y es que... ¿quien puede determinar que es tiunfar en la vida?, creo que con respecto a eso las opiniones son muy encontradas y relativas a cada persona y cada realidad, pero la escuela por su formato, considera el éxito o triunfo como la capacidad de adecuarse a las reglas establecidas y a las formas.

Sin embargo, la realidad muestra una cara muy distinta cuando personas que en la escuela fueron "mediocres" o "fracazadas", luego brillan en su vida personal, laboral, profesional, por que hacen lo que les gusta de la manera que les gusta y han desarrollado herramientas y estrategias propias que nada tiene que ver con la escuela.

Pero este no es el único conflicto que muestra la escuela, sino que la escuela que es para unos pocos, justamente aquellos a los cuales su formato se adapta permanentemente, esa misma escuela es "un bien social", si, nos pertenece a "todos", pero lamentablemete no todos estamos incluidos, y este es justamente el meollo de la cuestión.

No trato de decir que la escuela no sirve, ni que es inútil su existencia, eso seria una concepción muy extremista de una constitución tan icónica. Trato de decir que una organización tan importante dentro de la sociedad, que fue justamente diseñada para el beneficio de todos, se haya transformado, o tal vez realmente se haya originado, con un concepto tan exclusivo y no inclusivo.

No hablo de "integrar", refiriendome a lo que hoy se llama integración (término por el cual tengo mis reparos), sino que hablo de una escuela diseñada de tal manera que todos puedan ingresar, transitar, y extraer beneficios reales, hablo de una escuela que incluya a todos, que las modificaciones no se hagan para alguno que presenta una "diferencia" obvia o diagnosticada, sino que sea de tal manera que todos encuentren ella lo que necesitan para su desarrollo, para todas las diferencias ya que todos las poseemos, positivas y no tanto, mas obvias, menos obvias, pero estan.

sábado, 29 de octubre de 2011

"A los chicos no les gusta estudiar"

Hoy estuve leyendo un reportaje a Francesco Tonucci, poético, me siento un poco mejor, hay muchos como yo que nos cuestionamos las formas de "educar", las formas de ver esta realidad compleja que nos rodea, esta realidad que para cada uno tiene un color diferente, un olor diferente, y sensaciones diferentes.
Me encanta, la gente que no se deja convencer tan fácilmente, me gusta por que sobrevivió a la escuela, se resistió a la costumbre de reproducir.
Cuando era chica mi papá siempre me decía, ¿no aprendiste nada en la escuela?, eso significaba que yo estaba haciendo algo distinto a lo establecido a lo esperado, irónicamente me encantaba escuchar esa frase, significaba que estaba pensado, que estaba haciendo lo que quería y no lo que me decían que tenia que hacer.
Me preocupa que a los chicos no les guste ir a la escuela, hace un tiempo que me cuestiono ¿por que lo chicos padecen la escuela? o por lo menos la mayoría de ellos, es una contradicción que a los chicos les guste aprender, pero no les guste estudiar... ¿Sera que no les gusta estudiar? o que no les gusta repetir aquellas cosas que les enseñan como verdades absolutas, sin derecho a opinión, sin importar para que sirven o de donde las sacaron o por que las tienen que aprender.
¿Sera que a los chicos no les gusta estudiar? Primeramente habría que plantearse como se motiva a los chicos en la escuela para que quieran aprender lo que "tienen" que aprender, seria interesante que en las aulas haya mas dialogo, y menos dictado, Tonucci dice que... "la escuela debería empezar siempre con la escucha y no con la propuesta. El docente debería dar la palabra por que esta interesado en saber lo que piensan sus alumnos", (y yo agrego) y no tanto para ver si pueden repetir o reproducir lo que dijo o "enseñó". "Todo lo que piensan lo ponemos sobre la mesa y empezamos a trabajar, trabajamos sobre lo suyo y no sobre lo mio" continua Tonucci. Vengo pensando hace tiempo sobre estas cosas, esto, no es solo indagar ideas previas, o saber cuanto "aprendieron" el año anterior sobre tal o cual tema, esto es escuchar, los alumnos son personas con un bagaje de información maravilloso, con una mirada de al vida diferente a la nuestra, cada uno de ellos, pero todavía se sigue pretendiendo que los alumnos sigan al maestro. El maestro no debería ser alguien a quien seguir, debería ser quien guíe a los alumnos a descubrir quienes son, como piensan, como operan, a explotarse y explorarse a si mismos, pero es difícil, por que los docentes vienen de una escuela "normalizadora" una corriente de pensamiento que pretende hacer a todos normales, (o lo mas normales posible). Tonucci refleja esto en una viñeta que creo es una de las mas reflexivas, filosóficas, y con valiosísimo contenido de relevancia social, fantástica!!!






Además este maravilloso observador dice "Para nosotros lo normal es lo que se nos parece mas; el distinto es malo, preocupante y tenemos que recuperarlo, ¿recuperarlo a que? A la normalidad, es decir, hacerlo como nosotros". La escuela es un espacio artificial, lo repetimos, todos lo sabemos, lo analizamos, pero ¿nos animaremos cambiarlo en algún momento para que se convierta en un espacio mas natural o real? parece ser que los docentes o algunos de ellos se están cuestionando estos asuntos, pero el cambio da miedo, y al fin de cuenta es mucho trabajo, por lo menos así como estamos la gente sigue "viviendo", se sigue "educando", escuche decir por ahí.
A mi me sigue preocupando, sobre todo cuando tengo experiencias con chicos y me quedo pensando... Por ejemplo cuando le pregunto a una nena de 6 años, por que no escribió nada en la clase de tecnología, (mas allá de que por dentro pienso que en una clase de tecnología ¡se podrían hacer tantas cosas! lo que menos se me ocurre es escribir) y ella muy despachada me contesta: por que no tenia ganas. ¿que se le puede decir a un chico de 6 años que no tiene ganas de escribir? pero por que en realidad no le interesa lo que "tiene" que escribir. Me preocupa en sobremanera cuando una nena de 11 años me dice que tiene miedo por que la prueba que la seño le va a tomar es "para pensar", y me quedo pensando... ¿no seria bueno que la maestra le enseñe a la nena que una persona piensa todo el tiempo?, y entonces las otras pruebas que le tomaron ¿para que eran?



Evidentemente la situación no es tan simple ni sus consecuencias tan inocuas. Al que es revoltoso, hay que darle una "pastillita" para que no moleste, al que es desordenado hay que bajarle las calificaciones para que se organice, al que es abúlico o apático hay que mandarlo al psicólogo, al que es hipodotado hay que mandarlo al psicopedagogo, al que no le da la cabeza hay que mandarlo ala particular, al que es tímido...., al que es maleducado..., al que es prepotente..., al que es verborrágico..., y así la lista sigue obviamente según el criterio del docente o la mirada del mismo, y si a todos hay que mandarlos a "alguien" para que los ayude, ¿para que esta la escuela? la respuesta podría ser: Para los que "siguen" a la maestra, y esto me preocupa mas, ¿cuantos la siguen?.



La realidad es mucho mas compleja que la mirada de un maestro, esta teñida de una mirada personal que hace que cuando consideramos esa mirada del otro, enriquecemos la nuestra, esto parece ser difícil, cuando la perspectiva del adulto se considera mejor o mas valiosa que la del niño, del adolecente, e incluso en le nivel superior del adulto que esta en condición de alumno.



Seria interesante replantear el papel de los psicologos, de los psicopedagogos, y de las maestras particulares, seria interesante pensar en traerlos dentro de la escuela, pero no para ver que problema tienen algunos (o muchos) que no siguen a la maestra, sino para ver de que manera deberia trabajar la escuela para que el docente pudiera seguir a los alumnos. Y es que eso es complejo y dificil, y costoso. Es mas facil, cuando los chicos tienen que seguir al maestro, ¿mas facil para quien? obviamente, para el maestro, ¿y los chicos? que vayan al psicologo, al psicopedagogo, a la particular y al Psiquiatra.

viernes, 21 de octubre de 2011

¿Para que vamos a la escuela?

La historia nos enseña que a la escuela vamos a aprender, vamos para ser "alguien" decían nuestras abuelas, para ser "algo" en la vida.
Entonces ¿no somos nadie? desde que nacimos ¿no somos algo?. Bueno, somos algo desde que las células reproductivas de nuestros padres se unen en el maravilloso fenómeno de la fecundación, pasamos de ser "huevo o cigoto" a ser "embrión", luego "feto", y mas tarde "bebe".
























Comenzamos a ser "alguien" cuando nuestros padres nos dan una identidad, un nombre, y cada vez lo hacen mas pronto, simplemente apenas ven nuestro sexo en la ecografía, ya somos alguien con nombre y todo, tenemos una vida por delante.

Entonces vuelve la obligada pregunta,¿tenemos que salir de la escuela para ser alguien?, ¿tenemos que entrar en la escuela para ser algo? bueno, tristemente para los que piensan que la escuela nos transforma en "algo" en la vida tengo que decir que no.

Ya somos algo y alguien mucho antes de la escuela.
Me atrevo a hacer esta reflexión por que creo que debemos cambiar la percepción de la escuela para que la misma cambie.
Esta por demás tratado el tema de que en el siglo XXI a una distancia de 200 años de la creación de la escuela publica, aquella de mediados del siglo XIX que se creo con fines y objetivos claros (obviamente óptimos para aquella época donde lo mas importante era transformarse en un ser aceptado socialmente) Lo mas importante eran enseñar las partes del saber elaborado necesarios para la unidad nacional, la participación ciudadana.
Con la elaboración de la ley 1420 de la enseñanza común, se estableció la enseñanza primaria, obligatoria, gratuita, laica y gradual consagrando como primordial, el carácter ASISTENCIAL.
No es mi intención cuestionar los motores que pusieron en marcha la creación de nuestra escuela, la cual alfabetizó por años a nuestros bisabuelos, abuelos, padres, a nosotros mismos, y paradojicamente a nuestros hijos.
Es valido el acto redentor de permitir a todos educarse, pero... ¿no es mucho casi 200 años para seguir haciéndolo de la misma manera?
Nadie (creo, por lo menos yo no lo hago) cuestiona el hecho de que todos tenemos que acceder a la escuela, pero si se cuestiona que no debe ser de cualquier manera.
Tampoco se cuestiona si las metodologías, objetivos, procedimientos, contenidos, en aquellos años eran los mejores que se encontraron para poner en marcha esta fabulosa empresa de "educar" a todos.
Lo que si se pone en tela de juicio, y ya el tema esta trillado en sobremanera, es si esa misma forma que todavía esta vigente, (con algunos cambios, si es verdad, parches que hacen mas de lo mismo un poco diferente) sirve para para la sociedad y los individuos de hoy.
Por lo que mi propuesta es polémica pero según mi ver, factible. La escuela debe cambiar, debe convertirse en un espacio, no de educación meramente, no con el objetivo de ser "alguien" en la vida, ni llegar a ser "algo", Ya somos algo, somos seres vivos, somos humanos somos personas, y también alguien, cada uno tiene una identidad irrepetible, una esencia única.
Por lo tanto la escuela debe ser un lugar de encuentro con uno mismo y con el otro, de enriquecimiento y de autodescubrimiento de las propias capacidades, y acá es inevitable, hablar de la interacción de los "diferentes".
Los diferentes somos TODOS, no se integra a ninguna persona, la escuela no integra, ( no se asusten) digo que no integra a nadie como un hecho especial, por que en realidad, la escuela integra a todos al a la vez, todos somos especiales, todos somos diferente, todos tenemos capacidades y discapacidades, todos somos algo y alguien capaz de enriquecer al otro y de ser enriquecido.



¿Es posible lograr esto en la escuela?, NO, tristemente en la escuela que tenemos hoy, es imposible, tenemos que girar los engranajes, desestructurar nuestra mente, (si es difícil, son 200 años), la escuela tiene que cambiar de cuajo, desde el concepto de educación, los objetivos, los propósitos, no alcanza con transformarse o autocaratularse un "docente constructivista", si el foco sigue puesto en el docente, ¿quien es el docente para determinar si las creaciones mentales o la manera del alumno de ver la realidad es factible o no?.
Me encanta citar la paradoja de que algunos de los hombres que lograron los mayores avances en la ciencia y en el conocimiento fueron renegados o excluidos del sistema, estaban avanzados años luz.
Mendel, el padre de la herencia, fue catalogado por sus maestros como retardado. Einstein, estaba loco, sacaba de las casillas a sus profesores universitarios. Galileo era satánico, según la mirada de su época.

Evidentemente hacen falta cambios significativos no tanto en el "que" sino en el "como".
La pregunta es ¿como se hace? ¿por donde se empieza?